Tantos temas como maneras de hacer
poesía los explora Cummings en el poemario & (1925). Ya desde el mismo
título somos partícipes de sus juegos formales. Los poemas que lo componen
están como hechos de retazos de historias, y su lectura es como armar un
rompecabezas en el que las piezas encajan como sea que se unan: he allí lo
fascinante, Cummings nos obliga a desmenuzar el poema, a desarmarlo y a
volverlo a armar, a verlo al derecho y al revés hasta que le hayamos sacado todas
las significaciones o formas de leerlo posibles. Octavio Paz afirma que «ninguna lectura es definitiva», puesto que dos personas que lean
un mismo poema generarán dos interpretaciones distintas, y más aún, una misma
persona que lea un mismo poema en distintas épocas, también generará
interpretaciones distintas. Pero leamos tantas veces como queramos el mismo
poema de Cummings y este nos dirá una cosa distinta cada vez, en una sola
sentada. Su poesía es movediza, no ha dejado de evolucionar con los años, y con
leerlo y tratar de ahondar en él, removemos el agua turbia que es, damos vuelta
e intercambiamos las piezas; supone un reto tratar de esclarecerla.
Los poemas de
& dan la sensación de que una voz serena nos guía a
través de sus entramados caminos, en ellos no hay tonos definitorios,
sentenciosos o premurosos, en cada una de las palabras con las que nos habla
Cummings hay una imperturbabilidad que nos invita a quedarnos en el poema, a no
saltar la página hasta que hayamos disfrutado y saboreado cada recodo. No hay
finales abruptos, sus poemas parecen estar siempre abiertos a seguir o a
repetirse. Esta imperturbabilidad, en algunos poemas, también se debe a la
forma de plasmar ideas en historias que cuenta. Ya en el primer poema, Cummings
nos relata su conversación con una mujer, la personificación del viento, a la
que introduce ya desde la primera estrofa:
the wind is a Lady with
bright slender eyes(who
moves) at sunset
and who—touches—the
hills without any reason
bright slender eyes(who
moves) at sunset
and who—touches—the
hills without any reason
Y también en el tercer verso, ya
utiliza una palabra recurrente en sus poemas: el ocaso. En las dos estrofas que
le siguen es cuando Cummings nos habla de su conversación con el viento, y es
cuando nos damos cuenta del verdadero significado de este.
(i have spoken with this
indubitable and Green person “Are
You the wind?” “Yes” “why do you touch flowers
as if they where unalive,as
If They were ideas?” “because,sir
things which in my mind blossom will
stumble beneath a clumsiest disguise,appear
capable of fragility and indesicion
indubitable and Green person “Are
You the wind?” “Yes” “why do you touch flowers
as if they where unalive,as
If They were ideas?” “because,sir
things which in my mind blossom will
stumble beneath a clumsiest disguise,appear
capable of fragility and indesicion
Aquí se nos presentan las ideas como
flores muertas a las que el Viento, aquello que el viento pueda significar para
cada lector, reaviva al ocaso. Cummings pregunta por qué, y el Viento le
contesta que estas aparecen ante ella débiles, frágiles, indecisas.
Ya en los últimos tres versos de la
última estrofa, se dice que es el Viento
quien toca los “campos”, «to me said
the)wind being A lady in a green / dress,who;touches:the fields / (at sunset)».
Veamos estos como las mentes donde
crecen las flores, las ideas, que el Viento habrá de mover al ocaso, como
reafirma Cummings.
Su planteamiento de las ideas
cobrando vida al ocaso, al anochecer, no es totalmente nueva. Ya en un poema de
su primer poemario, predecesor de este, Tulips & Chimneys (1923), Cummings ya sugería la calma que encuentra un
creador cuando cae la noche. «the hours
descend, / putting on stars… / in the Street of the sky night walks scattering
poems» terminaba el poema.
Un poema erótico ha sido el que me ha encandilado más,
por lo ingenioso de sus figuras retóricas, por la libertad que da a que
juguemos con el y por como algo tan explícito lo oculta tan audazmente.
Leámoslo sin hacer paradas.
my smallheaded pearshaped
lady in gluey twilight
moving,suddenly
is three animals. The
minute waist continually
with an African gesture
utters a frivolous intense half of
Girl which(like some
floating snake upon itself always and
slowly which upward certainly is pouring)emits
a pose
:to twitter wickedly
whereas the big and firm legs moving solemnly
like careful and furious and beautiful elephants
(mingled in whispering thickly smooth thighs
thnkingly)
remind me of Woman and
how between
her hips India is.
lady in gluey twilight
moving,suddenly
is three animals. The
minute waist continually
with an African gesture
utters a frivolous intense half of
Girl which(like some
floating snake upon itself always and
slowly which upward certainly is pouring)emits
a pose
:to twitter wickedly
whereas the big and firm legs moving solemnly
like careful and furious and beautiful elephants
(mingled in whispering thickly smooth thighs
thnkingly)
remind me of Woman and
how between
her hips India is.
El primer verso lo componen dos palabras compuestas,
inventadas por Cummings, por supuesto, y que me parecen intraducibles. La única
traducción que he leído, las ponían como ”mi decabezachica piriforme”, y una
traducción literal sería algo como “mi pequeñacabezada peraformada”. Ambas
suenan risibles y pierden por completo el tono grave que exige ser el primer
verso de semejante poema.
El segundo verso tiene dos palabras claves que nos
sumergen de inmediato en el tema del poema: viscosa medialuz. Esto nos da la
imagen, y hasta la sensación, inmediata de salivas, sudores, fluidos; y
Cummings acaba de decirnos que él está en esa medialuz, moviéndose, y de nuevo,
en el noveno verso, hace referencia a una serpiente
flotadora, y en como la describe es incluso literal.
En la estrofa que le sigue, compara las piernas de la
mujer con hermosos elefantes, dándonos la imagen de unas piernas macizas,
firmes, para luego describir sus muslos como suaves y “susurrantes”. Cummings suele utilizar adjetivos que parecen estar fuera
de lugar pero que son más bien esclarecedores. Unos muslos susurrantes pueden
ser perfectamente unos muslos incitadores.
Para rematar el poema, aparentemente con inocencia,
como si fuera algo que acabara de ocurrírsele, Cummings sugiere que la mujer
lleva a la India entre sus caderas. Quien no conozca el mapa de la India y lo
descubra luego de leer este poema, probablemente resulte con un rostro de
sorpresa ante la picardía del autor.
Ahora bien ¿dónde están los juegos formales? Cummings
llena sus poemas de paréntesis aquí y allá que en primera instancia parecen
estar esparcidos al azar, pero la verdad es absolutamente diferente.
Este poema podemos dividirlo en tres partes: la
primera, todo aquello fuera de los paréntesis; la segunda, los primeros versos
entre paréntesis; y la tercera, los segundos versos entre paréntesis. Ahora que
tenemos estas tres piezas, somos libres de combinarlas tantas veces como sea
posible, y vernos frente a las diferentes lecturas del mismo poema. Es posible
leer únicamente la primera parte o únicamente la segunda y tercera. Podemos
leer la primera, luego la segunda y por último la tercera, o dejar la primera
para el final. O, más inauditamente, podríamos leer la tercera, la segunda y la
primera, y leyéndolo en ese orden una y otra vez, el poema no perdería sentido
sino que se convertiría en un círculo infinito de erotismo. Estamos, pues,
frente a un poema perfecto por donde se lea, lleno de, como diría Octavio Paz, explosiones verbales, que según él son «resultado de su extrema y admirable
concentración poética».
Habiendo leído estos dos poemas tan diferentes,
Cummings nos habla entonces de la vida y la muerte con un poema que tiene ese
mismo deseo de contar una historia que vimos en el primero. Nos presenta toda
una escena en un café cualquiera en la que personifica (de nuevo) a la Vida,
como un hombre que lleva flores en su cabeza para vender, presentando otra vez
a las flores y conectándolas intrínsecamente con la vida, si pensamos en el primer
poema podríamos decir la vida se trata de ideas; la Muerte, a la que nos
muestra joven; el yo poético y algún acompañante observan y discuten acerca de
estos dos personajes. La Vida y la Muerte se nos presentan en las dos primeras
estrofas.
suppose
Life is an old man carrying flowers on his head.
young death sits in a café
smiling,a piece of money held between
his thumb and first finger
Life is an old man carrying flowers on his head.
young death sits in a café
smiling,a piece of money held between
his thumb and first finger
En la siguiente estrofa, mientras el
yo poético se cuestiona si la muerte comprará flores, este afirma:
And “Death is young
life wears velour trousers
life totters,life has a beard” i
life wears velour trousers
life totters,life has a beard” i
La Muerte es atractiva, parece un
camino apacible y sencillo que tomar, mientras que la Vida está vejada, es más
fea, se tambalea. Y al terminar de hacer
su pregunta, su acompañante responde llanamente «I think so.» Es entonces
cuando entra en la escena el último personaje, una mujer esbelta que acompaña a
la Muerte: el Después.
There is a lady,whose name is Afterwards
she is sitting beside young death, is slender;
likes flowers.
she is sitting beside young death, is slender;
likes flowers.
Likes flowers. No dice siquiera “she likes flowers”, como gramaticalmente
debería ser, tan solo «likes flowers»,
como un susurro, el detonante, las palabras que le dan sentido a todo el poema,
las que convierten una escena levemente sombría en una esperanzadora. Al
Después le gustan las flores, hay vida después de la muerte.
Cummings cierra & con un poema que ciertamente
me extrañó, pues no rodea las palabras que busca, no busca decir lo que quiere
de otra forma, no busca ocultar un significado bajo el disfraz de una palabra.
Esta vez es certero, en el mismo tono grave y apaciguado que envuelve a los
poemas anteriores, un tono solemne. Quizás porque hablar del cuerpo de su
amada, ya no en un sentido tan erótico como el del segundo poema, sino más bien
en un estado de fascinación, en un buscar enaltecer su cuerpo junto al de él,
exige que se despoje de toda fluctuación de la palabra.
i like my body when it is with your
body. It is so quite a new thing.
Muscles better and nerves more.
body. It is so quite a new thing.
Muscles better and nerves more.
Para hablar del cuerpo de ella, comienza hablando del
suyo propio que, estando junto al de ella parece renacer en un cuerpo de
mejores músculos, de más nervios.
I like your body. i like what it does,
i like its hows. i like to feel the spine
of your body and its bones,and the trembling
-firm-smooth ness and which i will
i like its hows. i like to feel the spine
of your body and its bones,and the trembling
-firm-smooth ness and which i will
Las cosas que enumera en estos versos
no son las que habitualmente diría una persona que le gusta del cuerpo de otra,
no son sus piernas, su cabello y sus senos, es lo que hace, sus cómos, la
espina, sus huesos: lo más profundo de ella, la esencia de su cuerpo, todo lo
que lo conforma. Dice también “trembling-firm-smoothness” (temblorosa-firme-suavidad),
esta forma compuesta de adjetivar palabras es usual, en poemas anteriores
podemos encontrarnos con compuestos como “fear people bells” (campanas de miedos de gente), o
“rain-warm-naked” (desnudo como lluvia cálida).
again
and again and again
kiss, i like kissing this and that of you
i like,slowlystroking the,shokingfuzz
of your electric fu,and what-is-it comes
over parting flesh….And eyes big love-crumbs
kiss, i like kissing this and that of you
i like,slowlystroking the,shokingfuzz
of your electric fu,and what-is-it comes
over parting flesh….And eyes big love-crumbs
En
estos versos confirmamos lo que dice Terry Eagleton: «Cummings a menudo abandona todo signo de puntuación o lo aloja entre
dos palabras como si quisiera que resultara tan discreto como sea posible.(…)» A
lo largo de sus poemas hemos visto como la puntuación se pierde entre las
palabras o es inexistente, como en uno de los versos del segundo poema, «mingled in whispering thickly smooth thighs», en el que las palabra enumeradas
deben ser dichas apaciguadamente de tajo. Eagleton continúa diciendo que «se
entiende por qué no quiere puntos (…): sería un gesto demasiado definitivo y
enérgico para una estrofa tan delicada y tenue como tela de araña, razón por la
que también el poeta evita el uso de mayúsculas.» esto tiene que ver con lo
que dije en un principio de que en la poesía de Cummings no
hay tonos definitorios, sentenciosos o premurosos.
Rememorando el principio, Cummings
finaliza el poema, y todo el poemario, con estos bellísimos versos.
and
possibly i like the thrill
of under me you so quite new
of under me you so quite new
En
este poemario, que fue auto-publicado, Cummings crea un entramado que el
lector, luego de apreciarlo, se ve obligado a deshilarlo hasta llegar a la
raíz. Claramente influenciado por los caligramas Apollinaire, Cummings nos
presenta una poesía que, rompiendo toda barrera que pueda imponerle su lengua,
nos invade con una voz absolutamente original y personal, adentrándonos en su
mundo poético, dejándonos con poemas que seguirán haciéndonos ruido. Como lo ha
hecho desde siempre, su obra seguirá evolucionando y reproduciéndose con cada
lectura que le de nuevas significaciones a sus palabras. Allí reside la
maravilla de su poesía.
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