miércoles, 17 de junio de 2015

La relevancia de la teatralidad en la danza

Los grandes bailarines no son geniales por su técnica, son geniales por su pasión.
- Martha Graham

En la danza, técnica y teatralidad son elementos fundamentales. No puede hablarse de cual es más importante, pues sería imposible llegar a un acuerdo dado que una no existe sin la otra. Pero lo que para mí es sin duda más trascendental, es la teatralidad. Y al hablar de teatralidad no solo me refiero a la capacidad interpretativa del bailarín, sino también a la pasión de su entrega a los movimientos. 

El bailarín primero debe aprender una técnica para más tarde aprender a dominarla, pero la danza no se reduce a esto, ver un acto de danza no es en lo absoluto una simple muestra de las habilidades de quien la ejecuta, es ser testigo de una historia contada a través del cuerpo. De lo contrario, seríamos espectadores de nada más que un show. Una técnica impecable no es otra cosa que el medio por el cual nuestro cuerpo logra expresarse, tanto como lo es el estilo narrativo de un escritor el medio por el que su historia surge. 

Todo en la danza es un equilibrio. Deben haber momentos de mesura en una coreografía, pero de resto, uno no puede encerrarse en la perfección deseada, sino más bien perderse en ella, explorarla poco a poco desde adentro para finalmente romper las barreras de lo que se espera de nosotros. 

En el proceso coreográfico de una obra reciente en la que participé, mi maestra nos dijo: "Más expresión, más expresión. Cuando se vea exagerado, yo les diré." Nunca nos dijo que se viera exagerado. Entendí perfectamente que ella sentía en nosotras esa mesura constantemente, un miedo a sorprender, a salir de lo que creemos que se espera que hagamos.

Para hablar de este tema tengo un ejemplo maravilloso. Se trata de dos importantes bailarinas de ballet rusas, haciendo la misma variación como Kitri en el primer acto de Don Quijote. 

La primera es Svetlana Zakharova, famosa por su perfecta técnica 




Ciertamente, la perfección de sus movimientos es innegable. No hay nada que corregir en ella. Pero le falta algo que ningún maestro puede enseñarle. Esa teatralidad que, en cambio, sí posee Natalia Osipova, la siguiente bailarina, quién es famosa precisamente por ello.




En ella se ve el gusto con el que interpreta a su personaje a pesar de que su técnica no es tan perfecta como la de Svetlana. Pero hay pequeños detalles que son únicos de ella que de los que el espectador puede darse cuenta de que nadie se los enseñó. No es solo la sonrisa de su rostro ni el brillo de su mirada, si no también el balanceo de sus hombros, la fluidez de sus manos y la diversión de sus piernas, tan impropios de la danza clásica. 

Es importante la perfecta ejecución de una técnica, pero es su interpretación lo que marca la diferencia. 

1 comentario:

  1. Me parece muy acertado que estés explorando ese tipo de temas no solo por tu experiencia artística sino por la manera en la cual eso te llevará a entender otros ángulos de la literatura

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