domingo, 7 de junio de 2015

Apreciación Cinematográfica: Relatos Salvajes, un acercamiento del cine al cuento


Hoy fue un día cargado de cuentos y relatos. En la universidad, en clase de Teoría Literaria, justo estamos en pleno estudio acerca del cuento cuando nos enteramos del inicio de un ciclo de apreciación cinematográfica y cine comentado, que daría inicio justamente hoy, luego de nuestra última clase acerca del cuento, con una película increíblemente oportuna: Relatos Salvajes.

Relatos Salvajes (Damián Szifrón, 2014) es una película compuesta por seis historias cortas, relatos, que si bien son completamente autoconclusivas, se relacionan entre sí al girar todos en torno a un mismo tema: la violencia y, como lo define perfectamente Szifrón, "el innegable placer de perder el control". 

Relacionar estas historias con lo que he aprendido del cuento fue una experiencia sumamente enriquecedora, tanto al momento de buscar los puntos en los que se encuentran como en los que se alejan, y sin duda me dio una nueva perspectiva para mis comentarios de algunos cuentos, me otorgó un mayor entendimiento, comprensión y aceptación del hecho de que ningún cuento puede ser contado de la misma manera, ni ningún cuento cuenta con elementos absolutamente idénticos: un cuento será siempre único. Cuando uno crea que por fin ha entendido el concepto preciso de cuento, entonces leerá uno que no encaje completamente con ese concepto. 

Relacionándolos con el cuento, me llamaron la atención dos relatos por sobre los otros: el primero, Pasternak, y el último, Hasta que la Muerte Nos Separe

Pasternak abre estupendamente la película a modo de introducción. Lo que me interesó de este relato fue la manera de presentar a sus personajes. Me recordó de manera muy profunda las constantes contradicciones dentro del concepto de cuento, pues recordé algo que nuestra profesora de teoría había dicho en una clase acerca de los personajes, y decía ella (parafraseando yo) que el cuento debía ser llevado por un protagonista con una personalidad muy marcada, y que a su vez este único protagonista estaría intrínsecamente conectado con la historia. Otro estudiante preguntó entonces algo bastante interesante: ¿no puede ser un grupo de varias personas protagonistas todos de una sola historia? La profesora nos miró con una sonrisa y no pudo más que responder que sí, sí se puede. Y así lo vemos en el relato Pasternak, donde las vidas de aquellos que abordan un avión comienzan a unirse por lo que parece ser una mera casualidad, un conocido en común, para terminar siendo todos uno solo, una misma víctima de los resentimientos de un tercero, este conocido en común. 

Y aquí salto a hablar del segundo objeto de mi interés en Pasternak: la presentación de un segundo protagonista, el mismísimo Gabriel Pasternak, de quién vamos conociendo su vida a través de las historias que cuentan los pasajeros de él, de cómo se relacionan sus vidas con la de Pasternak y de quién finalmente sabemos, igualmente a través de los pasajeros, que estuvo urdiendo por largo tiempo este plan de reunir a todos aquellos que odió en algún momento de su vida y que lo dañaron de una u otra manera, con un fin bastante macabro. 

Pasternak entonces me inspiró a jugar con los personajes de un cuento, a apreciar las maneras inesperadas en que estos pueden presentarse incluso sin estar. 

Por otro lado, Hasta que la Muerte Nos Separe fue por mucho mi relato favorito, pues despertó todas las emociones en los espectadores: suspenso, risa, miedo, amor, compasión, tristeza, rabia. Tal como dice Julio Ramón Ribeyro en su Decálogo del Cuentista que debe ser un cuento: "la historia contada por el cuento debe entretener, conmover, intrigar o sorprender, si todo ello junto, mejor." Este relato es asombroso e histriónico, y le muestra claramente a un escritor la manera en que un cuento debe ser narrado: la acción debe prevalecer. Los personajes nada lo piensan, de una decisión arrebatada saltan a otra y el cuento se va formando a manera de tren imparable que nos llega de frente a golpearnos en plena cara sin más, cómo siempre debe sentirse. 

Para concluir y complementar, dejo una entrevista realizada al director Damián Szifrón que es de lo más interesante. 









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